El baloncesto no es solo basket, es algo más. Dentro esconde muchos otros factores como son los sentimientos o las emociones, pues al fin y al cabo, los jugadores también son personas. Aquí descubrirás todo eso y más.

October 27, 2005

La intensa espera

El calentamiento, la presentación de los jugadores, las últimas indicaciones del entrenador antes del choque, y sobre todo la entrada en cancha para el salto, todo ello forma parte del pre-partido. Quizás también podríamos tener en cuenta los días anteriores, el viaje, los entrenamientos, pero yo me voy a centrar en la última hora antes de que el balón empieze a rodar.


El equipo entero en el vestuario, todos poniéndose de corto como se suele decir. El ambiente de todos los jugadores es a priori tranquilo, aunque siempre hay alguno con nervios. El rival de momento no preocupa, no está en nuestro pensamiento, pero como se acerca el partido ya empieza a estar en mente.

Los 12 jugadores salen del vestuario y entran en pista aclamados por algunos seguidores. Es la hora de empezar a trotar, estirar, y en definitiva, entrar en calor. Mucho tiempo por delante, o muy poco, según lo mires. Pero sobre todo te da tiempo de pensar. Entonces llega el otro equipo, nuestro rival, y se les ve con muchas ganas, aunque eso no nos importa, nos centramos en nosotros mismos, en estar a punto para el encuentro. Los miras uno a uno, desde el más alto al más bajo, y te centras en aquellos jugadores importantes, y por supuesto, en el que será tu emparejamiento probablemente. Los ves observar mientras corres, con cara de respeto, pero también de un gran deseo por vencer. Tu vista pasa al marcador, aún quedan 30 minutos. Parece un infierno. La gente va llegando a las gradas, aunque con muchos huecos libres todavía.

Empiezas a hacer un poco de tiro. La canasta parece buena, y de momento te van entrando. Solo esperas que eso se mantenga durante el partido. Te sientes bien, el equipo está animado y se nota. Los fallos son raros, y muy de vez en cuando, e incluso los tiros de 3 parecen dispuestos a pasar por el aro de forma continua. En el banquillo el entrenador, con su segundo, preparando la táctica. El otro equipo es pequeño, por lo que seguramente presionarán, y jugarán bastante al contraataque; afortunadamente tenemos buen balance.

Ya solo un cuarto de hora. Regresamos al vestuario, durante cinco minutos, y el entrenador nos habla un poco sobre el contrario. Nos cuenta que el número 9 es el mejor, y también hay que tener cuidado con el 4. Éste último juega en tu posición, pero no te asusta, te motiva más de cara al partido. Se oye la alineación. Como ya sabías juegas de titular, y tendrás que esforzarte bastante para lograr la victoria.

De vuelta al escenario falta poco para al comienzo. El equipo realiza un par de ruedas de entradas, y para acabar una rápida. Algunos mates caen también. Suena el pitido del árbitro. 1 minuto. Un compañero mete la última canasta, y corriendo al banquillo. Las últimas instrucciones de cara al partido. El entrenador repite una vez más la alineación. Todos en corro, hacemos el grito, y ya salimos los cinco de inicio a la pista. Chocamos la mano con los rivales y con el árbitro, y nos situamos alrededor del círculo central. Todo preparado. Los dos pivots con el de gris en el centro. Y el balón sale alto...

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