El baloncesto no es solo basket, es algo más. Dentro esconde muchos otros factores como son los sentimientos o las emociones, pues al fin y al cabo, los jugadores también son personas. Aquí descubrirás todo eso y más.

July 12, 2006

Como si de una silla se tratara

El título puede ser confuso, pues no estamos hablando del típico jugador pasota que no se mueve en el campo, sino de aquel que sí que lo hace, pero sus compañeros hacen que parezca una silla.

Parecerá que me he vuelto loco, pero en el baloncesto estos jugadores suelen abundar, sobre todo en las selecciones. ¿Por qué? Puede haber varias razones: envidia, desconfianza, odio... Lo que sea, pero los compañeros no cuentan contigo.

Así pues es dificil identificar a un jugador, pues suelen ser etapas pasajeras, pero en realidad todo jugador del baloncesto ha pasado por esto alguna vez.


...por fin empieza el partido. Cuánto tiempo esperándolo. Y encima sales de titular. Sabes que hoy va a ser tu día, no tienes la menor duda... hasta que ves la actitud de tus compañeros. Todo empieza como un partido cualquiera, pero hay cosas que no encajan. Como si algo le hubiera pasado al equipo, o mejor dicho a ciertos jugadores. Sólo así se entiende que en un contraataque en 2 contra 1 te quedes solo y no te la pasen. O que en una transición de balón, por no darte el balón, realicen un pase más largo y la bola se pierda.

Al principio te cabreas. Estás esforzándote duro atrás y sin embargo delante no puedes aportar. Podrías meter tanto o más que los demás, pero no puedes tirar porque la bola no pasa por tus manos. Aún así apareces en cada jugada pidiendo el balón. Te desmarcas una y otra vez, y cuando recibes no dudas en tirartela, porque sabes que puede ser la última.

Sin embargo, conforme va pasando el tiempo te resignas. El entrenador lo ha notado y te dice que tranquilo, incluso les pide al resto que te la pases, pero nada. Así pues el ataque te va importando poco. Ya casi ni subes porque sabes que no va a servir de nada, y te guardas las fuerzas para la defensa que es donde estás descansando. De hecho eres de los pocos que está defendiendo.

Cuando acaba el partido habéis perdido, y no ha sido un partido ajustado precisamente. En parte sigues cabreado con tus compañeros porque no han contado contigo, pero en parte de alegras de perder. "Que se jodan"- piensas. Porque sabes que tú has cumplido, que has hecho tu trabajo, y que la culpa no es tuya.