El baloncesto no es solo basket, es algo más. Dentro esconde muchos otros factores como son los sentimientos o las emociones, pues al fin y al cabo, los jugadores también son personas. Aquí descubrirás todo eso y más.

October 06, 2006

Condenado a muerte

Finales de partido, minutos en los que todo se decide en la mayoría de partido, y en los que cualquier decisión multiplica por mil su importancia. Donde una canasta vale una victoria, o una pérdida te puede hacer las cosas imposibles. Tiempo de tensión, con el público gritando sin cansar, en los que se te pone la piel de gallina. El cansancio aflora y por mucho que no quieras se nota. Es también tiempo de jugones, de tomar responsabilidades y ganar el partido por medio de una canasta imposible. En definitiva, donde sale a relucir la pura esencia del basket. ¿Pero qué ocurre cuándo el señor de gris te complica las cosas? ¡Ay, amigo! Y es que si una decisión arbitral es decisiva siempre, ahora lo es aún más.

Los nervios a flor de piel, un ruido ensordecedor y las cosas se ponen feas. La labor del árbitro se complica, y muchas veces por querer hacerlo bien lo acaban haciendo mal. Por intentar igualar una cagada se hace otra. Por acabar de pitar una técnica te perdonan una falta clara, o al menos se lo piensan. Es así. Tan sencillo como eso, y aunque no debería serlo, todos sabemos que casi todos los árbitros lo hacen. ¡Bendito el que no!

Con el marcador igualado, que te piten campo atrás (por poner un ejemplo), y que encima no sea, es lo peor que te puede pasar. Dobles, pasos, acompañamiento, zona…, son muchas las posibilidades, proporcionales a la posible equivocación de un árbitro encima caldeado por la jugada anterior en la que le has protestado otra acción. Una tras otra, 3 ataques sin marcar y vete despidiendo. De ir a 4 puntos te pones a 10, y se convierte en un mundo. La dichosa barrera psicológica, tan verdadera como la vida misma, pero eso ya será para otro día.

La cuestión que nos aborda es, ¿qué hacer en estos casos? Hablar mucho con el colegiado puede ser bueno o malo; depende del momento y de la persona. Bueno, porque te puede favorecer en la siguiente jugada, y de la misma manera que antes te han pitado falta, la siguiente no, en una situación casi idéntica. Pero siempre hay que hacerlo de buen rollo, pues si no se puede convertir en lo contrario. El rigor arbitral sube y las faltas en contra van en aumento, solamente por una charla. Todos somos personas y ellos no lo son menos, y si les cabreas irán a por ti.

Poco más se puede hacer. Muchos entrenadores, al ver complicarse el arbitraje provocan una técnica, para dos cosas: cambiar el criterio y motivar a sus propios jugadores. De hecho, muchas protestas al llegar a cierto punto se enfocan de esa manera. Un claro ejemplo es Alfred Julbe, entrenador español, que llegaba a hacer de forma excesiva esa técnica, de modo que acabó por conseguir en la liga LEB con el CAI Zaragoza que no existiera ese cambio a favor de su equipo.

Así pues, hay que resignarse, y seguir luchando por el partido. Es inevitable. Forman parte del partido sin estar en él, pero a la vez son la persona más importante en la pista. Los errores a la vez se intentan remediar y ya se han incluido en la NBA (y posteriormente en la ACB) los tres árbitros por encuentro, de forma que es mucho más fácil acertar en las decisiones.

De todas formas, te pueden condenar a morir, pero siempre se puede salir a flote.

P.D: este tema no es una crítica a los árbitros ni mucho menos, de hecho suelen hacerlo mejor de lo que creemos. Yo como jugador me he acabado dando cuenta después de muchos partidos jugados y vistos de que todo depende del punto de vista de la persona. En un mismo encuentro, los aficionados de un equipo ven el arbitraje de distinta manera a los del otro, hasta tal punto que los dos piensan que han favorecido al rival. Es cierto que en ocasiones se equivocan, pero todos nos equivocamos, y por supuesto hay algunos mejores y otros peores. Cuando se oye aquello de… “Perdimos por el árbitro”, casi siempre será verdad. Puede que una mala decisión en una acción quedando 20 segundos te haga perder, y ahí sería verdad la expresión, pero normalmente es el propio equipo el que se acaba condenando a sí mismo.